Los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna comenzaron a desarrollarse en Atenas, en 1896, pero no fue hasta 1900 cuando Cuba debutó en la magna confrontación.
El laureado deportista fue exaltado al Salón de la Fama de Esgrima Internacional. (Foto: Tomada de Internet).
Osvaldo Rojas Garay
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22 Julio 2021
22 Julio 2021
hace 3 años
Aunque los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna comenzaron a desarrollarse en Atenas, en 1896, no fue hasta cuatro años después cuando Cuba hizo su debut en la magna confrontación deportiva por intermedio del esgrimista Ramón Fonst Segundo, quien en la versión de París, en 1900, se convirtió en el primer monarca de las citas estivales de Cuba y Latinoamérica.
Nacido el 31 de agosto de 1883 y fallecido el 10 de septiembre de 1959, este esgrimista exaltado al Salón de la Fama Internacional de su deporte fue el abanderado de la mayor de las Antillas en las justas de 1900, 1904 y 1924.
En la segunda versión de los Juegos, en París, 1900, Fonst superó al francés Louis Perrée en la final de espada, para darle a Cuba su primer título en estas confrontaciones. No fue este el único título obtenido por nuestro solitario representante en esa cita, pues Fonst se agenció el subcampeonato en la competencia para maestros de esgrima, en la cual fue aventajado por el francés Albert Ayat.
Un cuatrienio más tarde, Fonst agregó a su palmarés tres cetros en los Juegos de San Luis, en 1904. Serían los últimos que conquistó Cuba hasta la Olimpiada de Munich 1972, cuando transcurridos 68 años el boxeador Orlandito Martínez subió al escalón más alto del podio en la premiación de los 54 kilogramos, para darle el primer metal áureo a nuestro país en el período revolucionario.
Con 41 años, el destacado esgrimista asistió a los Juegos de 1924 realizados en París. De allí regresó con las manos vacías, y se despedía así de las confrontaciones estivales, pero eso no significó el epílogo de su carrera deportiva, pues en 1926 intervino en los Juegos Centroamericanos de México y se coronó en las pruebas individuales de las tres armas, y en la segunda edición de estos Juegos disputados en La Habana, en 1930, estuvo a punto de repetir la proeza, aunque falló en sable. En esa ocasión participó en 25 asaltos consecutivos sin ser tocado una sola vez.
Estuvo activo hasta los IV Juegos Centroamericanos y del Caribe de Panamá en 1938, cuando fue el más veterano de esa porfía.
Es oportuno señalar que Fonst practicó varios deportes, el boxeo francés (incluía manos y pies), el tiro deportivo y el ciclismo, mas se inclinó por la esgrima, la especialidad que lo llevó a la cumbre.
Luego de su retiro ocupó la responsabilidad de titular del Comité Olímpico Cubano (1941-1946), y en la década de los 50 del pasado siglo fungió como tesorero de la Dirección General de Deportes.
Después del triunfo de la Revolución se desempeñó como asesor del Departamento de Educación Física y Deportes del Ministerio de Educación hasta su deceso, ocurrido el 10 de septiembre de 1959, cuando tenía 76 años.