Víctima de un infarto falleció este domingo 24 de octubre en La Habana, Andrés Ayón Brown, el último cubano miembro del Salón de la Fama en México que aún vivía. Su deceso se produjo dos días después de haber cumplido 85 años de edad.
Ayón, con quien tuvimos la oportunidad de compartir, en junio de 2017, aquí en Santa Clara en un homenaje que se le rindió a Don Martín Dihigo y a Mike Cuéllar el único cubano ganador del premio Cy Young en las Grandes Ligas, fue exaltado al Salón de la Fama de México en 1997.
En la nación azteca, donde resultó uno de los lanzadores más brillantes en ese nivel, rubricó el sueño de todo serpentinero: lograr un juego perfecto, hecho que ocurrió el 30 de junio de 1972, frente a los Sultanes de Monterrey, en un choque que duró 7 entradas.
El otro tirador criollo que pudo igualar la proeza de Ayón fue Diego Seguí, quien protagonizó esa hazaña en la Liga Mexicana en 7 capítulos, cuando dominó a todos los bateadores de Tecolotes de Nuevo Laredo que enfrentó, el 21 de junio de 1978.
En México, Andrés Ayón salió airoso en 169 partidos y sufrió 98 descalabros y tuvo una efectividad de 3.15 carreras limpias. En tres temporadas ganó 20 o más desafíos.
Además de desempeñarse en México, jugó en la pelota profesional cubana con los elencos de Marianao y Almendares, se tituló en dos Series del Caribe y quedó cerca de acceder a las Grandes Ligas en los años 60 del pasado siglo.
Ya como entrenador en nuestro país, Ayón estuvo al frente del equipo de Industriales durante tres series nacionales, en las que compiló 124 triunfos y 72 reveses.