
Este martes se cumplen 88 años del natalicio del inolvidable Comandante Ernesto Che Guevara. Coincide el aniversario con la realización de la versión número 51 del «Capablanca in Memoriam » de ajedrez.
Amante de la actividad deportiva y en especial del juego ciencia, al Che solía vérsele sistemáticamente en la sala de juego de las primeras ediciones del reconocido torneo, del cual fue un gran impulsor junto al ya fallecido írbitro Internacional José Luis Barreras.
Su constante asistencia al certamen le permitió conocer personalmente a tres de los jugadores que han ostentado la corona mundial: Vasili Smyslov, Boris Spaski y Mijail Tal.

En presencia de este último, participó en el acto de premiación de la justa organizada por la Sección Sindical del Ministerio de Industrias, celebrada desde finales de julio a agosto de 1963, campeonato en el que el Guerrillero Heroico ocupó la segunda posición.
Fue ese día cuando adelantándose a su época pronunció sus proféticas palabras:
«Es que cuando Capablanca murió, el ajedrez se olvidó mucho. Ahora ha surgido nuevamente el entusiasmo con la Revolución. Cada día surgen nuevos valores del ajedrez en Cuba, verdaderos talentos; habrá muchos jugadores de alta calidad, otros Capablanca y Tal.
«Vamos a tener Grandes Maestros y eso será también obra de la Revolución ». Al día siguiente comenzó el «Capablanca in Memoriam », que terminó con la victoria del recientemente desaparecido GM Víctor Korchnoi.
El desarrollo del evento fue aprovechado por el Che para enfrentar en simultáneas a tres grandes maestros que intervinieron en la cita. Perdió contra Korchnoi, pero hizo tablas frente a Mijail Tal y el yugoslavo Peter Trifunovic.
Un año antes, en la justa que dio vida a la porfía trebejística que rinde tributo al tercer monarca mundial del tablero escaqueado, Che había jugado frente al Gran Maestro polaco-argentino, Miguel Najdorf, campeón de la mencionada porfía.

El Guerrillero Heroico fue uno de los simultaneístas que enfrentó a Najdorf en aquella ocasión. Según testimonió José Luis Barreras, a la altura de la jugada doce, Najdorf le propuso tablas, pero Che no estuvo de acuerdo: «He venido a ganar o perder », le expresó.
Al llegar a la movida 17, el visitante volvió a hacerle el ofrecimiento de empate al Che, quien después de comprobar el equilibrio de las piezas aceptó la división de la unidad.
Luego recordaron la partida que ambos habían dirimido en otra simultánea realizada en 1949, cuando el legendario combatiente cursaba la carrera de Medicina.
Muchos años más tarde, en mayo del 2000, la figura del Comandante guerrillero volvía a estar presente en el «Capablanca », cuando en la clausura de la edición XXXV, Silvino García primero de los Grandes Maestros pronosticados por el Che anunció que al excepcional revolucionario se le había concedido el excelentísimo título de Caballero de la FIDE.
Tal distinción le otorgaba la Federación Internacional de Ajedrez por su aporte a la masificación y el desarrollo del ajedrez en Cuba. Su nombre se inscribió en el Libro de Oro de la FIDE, para el que también fueron seleccionados José Luis Barreras y el Maestro Internacional Eleazar Jiménez. Estos dos últimos sin el rango de Caballero.