Impulsar la economí­a y vencer

Legitimar nuestro socialismo será la meta, no solo de sobrevivir, sino de desarrollarnos.

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Narciso Fernández Ramí­rez
Narciso Fernández Ramí­rez
@narfernandez
3831
27 Julio 2020

Cada vez que nuestro paí­s adopta una nueva medida, los enemigos de la Revolución se arrancan las ropas y empiezan a atacarnos desde todos los frentes, con el propósito manifiesto de desacreditarnos y crear la duda y el escepticismo entre la población. Ha sido esa, y será siempre, su polí­tica contra Cuba.

En esta ocasión la estrategia económica presentada para enfrentar la crisis económica global y el recrudecimiento manifiesto del bloqueo, no ha sido la excepción, al contrario, y del grupo de medidas aprobadas recientemente por el Consejo de Ministros toman aquellas de mayor incidencia y repercusión entre la población para agredirnos ideológicamente y minimizar sus impactos positivos.

Ilustración de Martirena
(Ilustración: Martirena)

De ahí­ las campañas en las redes sociales de que el paí­s marcha de manera inequí­voca hacia la dolarización de su economí­a y que el pueblo trabajador quedará desamparado; o sea, del bosque, solo miran un árbol, sin ver los demás. Obvian, de modo intencionado, que el plan de medidas económicas forma parte de un todo, donde la decisión de quitar el gravamen al dólar y abrir nuevas tiendas para comprar alimentos, ferreterí­a y aseo en moneda libremente convertible (MLC) es solo la punta visible del iceberg. Solo eso.

Claro, resulta una medida nada agradable, nadie lo pone en duda, pues impacta en la sensibilidad de los cubanos y ahonda diferencias sociales entre quienes reciben esos beneficios y quienes no, en este caso, la mayorí­a, como manifestó un lector de Vanguardia: «Me da pesar con aquellos que no tienen posibilidad de recibirlos ». Pero faltarí­a objetividad en el análisis, si no queda claro que la medida aporta dividendos indirectos a todos los cubanos, pues ese dinero en MLC sirve para asumir otras muchas cosas más, incluida la canasta básica y los medicamentos, algo que no se percibe de manera visible, pero radica la esencia de la decisión.

Como afirmó el presidente Miguel Dí­az-Canel Bermúdez en la Mesa Redonda: «Esa medida, dentro de todas estas, tiene menos peso, (…) esto es un sistema de medidas, y que está orientado, precisamente, a eso, a fortalecernos, no solo para resistir, sino también para salir adelante, avanzar y desarrollarnos. Todo lo que estamos proponiendo y todo lo que estamos trabajando se está haciendo para buscar un bien común, que es mejorar, incluso, en condiciones de crisis ».

De su información a la adopción pasaron apenas poco más de 72 horas, y desde el lunes hemos visto las colas en ese tipo de tiendas y productos que estaban desaparecidos regresar a menguadas estanterí­as. Pero más allá de lo visible, la mayor preocupación de la gente -y es lógico- se centra en ver esas mismas mercancí­as en los establecimientos que venden en CUC y que el Estado encuentre los mecanismos necesarios para enfrentar a coleros y revendedores, quienes hacen su zafra a costa de las carencias de la población, algo hasta ahora no conseguido; pues, al contrario, proliferan tanto y revoletean como abejas en un panal.

El éxito del Plan Ideal, como se le ha denominado a la estrategia económica, entendido como un plan defensor de un ideal -no como una idea de perfección- va a depender de la armoní­a con que se integren esta y el resto de la medidas que lo conforman, y donde el mayor peso lo deberán tener el fortalecimiento de la empresa estatal socialista, con una mayor autonomí­a en su gestión; la participación de la industria nacional como principal proveedor de los bienes y servicios demandados por la economí­a; y el incremento diversificado de las exportaciones.

A ello, se suma, el perfeccionamiento del trabajo del sector no estatal, con prioridad inmediata en la ampliación del trabajo por cuenta propia, a fin de «quitarle trabas », tal y como como afirmó el mandatario cubano en su presentación en el programa Mesa Redonda del pasado jueves 16 de julio.

Sin olvidar otra peliaguda decisión postergada en el tiempo y que el propio Dí­az-Canel incluyó en su intervención, relacionada con la unificación monetaria y cambiaria; la cual, por sí­ sola, al ser implementada eliminará la casi totalidad de las trabas que existen hoy para el desarrollo de las fuerzas productivas.

La magnitud de la estrategia económica es colosal y los retos enormes, pues depende no solo de nosotros mismos, sino de factores externos, donde se incluye el contexto de crisis mundial provocada por la COVID-19 y un bloqueo incrementado a grado extremo por la administración Trump, pero que debemos asumir.

Legitimar nuestro socialismo será la meta, no solo de sobrevivir, sino de desarrollarnos, y lo que ahora vemos como un asunto casi insoluble, mañana será el fruto de los esfuerzos y sacrificios de hoy.

De nuevo, Cuba demuestra su hidalguí­a y retomando a otro de nuestros lectores: «Una situación muy compleja, pero saldremos de ella victoriosos, tenemos un gobierno preparado y con las experiencias y enseñanzas del periodo especial ».

Y en palabras de Dí­az-Canel: « ¡Fuerza Cuba, que seguiremos viviendo, impulsando la economí­a y venciendo! »

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