Parece que Villa Clara romperá el ciclo que encadena el desabastecimiento de bienes y servicios con los altísimos precios, delitos, ilegalidades y otros males asociados; la urgencia de producir para llenar los mercados y la descapitalización de las entidades que deben cumplir ese empeño, mal que aqueja, incluso, a las más poderosas.
Según anunció a la prensa Miner Linares Rodríguez, director provincial de Economía y Planificación, seis empresas estatales de la provincia accederán a un financiamiento en divisa para solventar producciones de alimentos y otros bienes de consumo muy demandados por la población, que serán comercializados en moneda nacional.
A la Empresa Porcina de Villa Clara se le aprobó un monto de 700 000 USD, para adquirir concentrado proteico y pienso inicio, con el fin de incrementar la producción de carne de cerdo. En el caso de la Empresa Pesquera Industrial de Caibarién (Epicai), serán 500 000 USD, para elaborar 1100 toneladas de conformados de productos del mar (croquetas, chorizo, perro y hamburguesas). Mientras, la Empresa Pesquera Villa Clara (Pescavilla) igualará esta suma, para entregar 1080 toneladas de productos acuícolas (croquetas, embutidos y hamburguesas).
Con el propósito de fabricar 12 940 ollas eléctricas y 7500 ventiladores, la Industria Nacional Productora de Utensilios Domésticos (Inpud) 1.º de Mayo, recibirá 700 000 USD, y la Empresa Textil Luis Turcios Lima (Sarex) accederá a 200 000 USD para producir frazadas de piso, que serán distribuidas en la red de comercio minorista, y sacos de polipropileno para el sector cooperativo y campesino.
Por último, con 500 000 MLC, la empresa mecánica Ángel Villarreal Bravo (Ciclos Minerva) pondrá a disposición del mercado 6500 bicicletas mecánicas. Comentó el director, Eliel Pérez Pérez que, a partir de su inventario, ya distribuyeron y comercializan las primeras 1500, a través de la Cadena de Tiendas Caribe de Villa Clara, Cienfuegos y Ciego de Ávila.
La iniciativa, impulsada por el gobernador de la provincia, Alberto López Díaz, y que será implementada como experimento en el país, consiste en que las entidades accedan a un crédito y compren la moneda extranjera en el mercado cambiario, a una tasa de 1 dólar por 120 pesos cubanos —tipo de cambio establecido para las personas naturales en agosto de 2022—, para importar insumos y materias primas.
Antes de presentar la propuesta al Ministerio de Economía y Planificación, se realizó un estudio de las capacidades productivas de las empresas estatales del territorio, muy subutilizadas, debido al déficit de divisas. Además, se tuvo en cuenta el impacto que generarían sobre los precios las importaciones a una tasa de cambio cinco veces superior a la establecida a raíz del ordenamiento monetario (1 x 24).
Al respecto, Linares Rodríguez aseguró que ningún producto aumentará su valor en esa proporción, pues la adquisición de insumos en el mercado internacional se combinará con la compra de materias primas nacionales. Si funciona como corresponde el mecanismo de la competencia, los propios empresarios buscarán proveedores en Cuba y negociarán, para abaratar costos y acortar los ciclos productivos.
Esa debería ser una prioridad: inclinar la balanza hacia las materias primas de factura nacional, sea cual sea la forma de gestión. A la amplia diferencia de tiempo y dinero entre un tren de Pinar del Río o Guantánamo y un barco desde China, se suman las ventajas de revitalizar la industria cubana, garantizar empleo a cientos de trabajadores, estabilizar y ampliar las producciones, alcanzar soberanía frente a los altibajos del comercio internacional y las trampas del bloqueo, e impulsar el desarrollo.
Hasta el momento, no se ha dado a conocer ningún listado de precios, pues la dirección del Gobierno, Economía y Planificación y cada una de las industrias se encuentran evaluando las fichas de costo, gestionando los créditos bancarios y negociando con empresas importadoras y otras radicadas en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, para comprar los insumos e iniciar las producciones en el menor tiempo posible.
No obstante, queda claro que la comercialización tendrá que ser ordenada y regulada, para cortarle el paso a acaparadores y especuladores que sacan de la escasez de otros la abundancia personal.
Una comparación rápida entre las cifras de las primeras producciones y la cantidad de habitantes de la provincia indica que los esfuerzos están lejos de satisfacer la demanda, pero el camino es el correcto. Sin el financiamiento suficiente, no se moverá la locomotora de la economía cubana y la inflación seguirá torciendo las líneas. Como dice el viejo proverbio chino: «Un viaje de mil millas comienza con el primer paso».