Las barreras invisibles del urbanismo en Santa Clara

Los problemas de planeamiento urbano nos afectan, a diario, a pesar de que algunos de ellos, de tan asumidos, se han convertido en parte de nuestra cotidianeidad.

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Carlos Daniel Quiroga Morejón
Carlos Daniel Quiroga Morejón
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04 Abril 2023

«La costumbre puede más que el amor», sentencia una máxima popular que muy bien calza con la situación urbanística de Santa Clara. Los problemas de planeamiento urbano nos afectan, a diario, a pesar de que algunos de ellos, de tan asumidos, se han convertido en parte de nuestra cotidianeidad.

(Ilustración: Adalberto Linares)

Solemos palpar las condiciones logísticas a través de fenómenos que podemos apreciar: el deterioro de la infraestructura, la falta de espacios para el desecho de la basura, el abandono de parques y espacios públicos. No obstante, si prevemos un diagnóstico efectivo de la situación estructural de nuestra ciudad, lo mejor sería remontarnos a su concepción original y poner la lupa sobre aquellos problemas invisibilizados por el día a día.

Según Ginley Durán Castellón, Doctor en Ciencias Sociológicas, director de Patrimonio Universitario y profesor de Diseño y Sociología Urbana, Santa Clara resulta una ciudad monocéntrica; es decir, el grueso de su vida cultural, social y económica gira alrededor del parque Leoncio Vidal. Este tipo de urbanismo responde al contexto de las ciudades coloniales del siglo xvii; sin embargo, en pleno siglo xxi, su funcionalidad limita la vida del pilongo. ¿Cuántas veces, viviendo a kilómetros del centro y sin facilidades para el transporte, hemos tenido que acudir hasta el parque para realizar cualquier tipo de trámite o hacer alguna compra?

A pesar de que la ciudad cuenta con sub centros ─como los del área del «Sandino» o la zona hospitalaria─, estos no disponen de las condiciones ni los servicios necesarios para solventar determinadas urgencias. Un sistema de transporte público con limitaciones, la abundancia de población flotante o el crecimiento habitacional a lo horizontal, son otros atenuantes para un ciudadano paradójicamente alejado del corazón de Santa Clara. Y, a pesar de que existe un proyecto para un nuevo centro, en torno a la Plaza Ernesto Che Guevara, este no culmina aún su concreción.

Lamentablemente, y pese a su importancia, el acceso al parque Vidal y la movilidad a través de este, tampoco quedan exentos de dificultades: calles estrechas en las que coexisten todo tipo de medios de transporte, espacios cercados por peligro de derrumbe o aceras que no exceden los 60 centímetros de ancho hacen de la movilidad una improvisada carrera con obstáculos.

No obstante, quizás el elemento que pasa más desapercibido sea el rechazo del planeamiento urbano hacia los dos ríos que atraviesan Santa Clara.

Por ejemplo, la mayor parte de las casas que bordean al «Bélico» le dan la espalda, y tampoco existen espacios públicos que se asienten a orillas de estos ríos, en un intento de incorporarlos al imaginario de la ciudad como lugares para el encuentro sociocultural.

Si consultamos antiguas fotos, se nos revela que toda la zona que bordea la Carretera Central, de cara al «Bélico», era conocida como «el malecón de Santa Clara». ¿Por qué no intentar redefinir ese espacio para hacerle justicia a su antigua denominación? La negación de este afluente y del Cubanicay trascienden lo meramente urbanístico; en ella podemos encontrar la causa principal de su contaminación.

Aunque el Instituto Nacional de Ordenamiento Territorial y Urbanismo (INOTU) en Villa Clara hoy centra sus esfuerzos en problemáticas más apremiantes, también precisa concebir nuevas iniciativas que enfrenten las mismas bases constructivas de la ciudad. Por supuesto, la cooperación de otros organismos, así como la concientización por parte del ciudadano del INOTU como órgano rector de un eficaz planeamiento estructural, resultan estrictamente necesarias.

Tal vez, el amor por Santa Clara nos acostumbró a un urbanismo que, hasta cierto punto, nos repele como habitantes. A pesar de que es preciso conservar lo patrimonial, o de actuar debidamente sobre urgencias habitacionales o arquitectónicas, la revisión de las bases de nuestro planeamiento urbano debe convertirse en una práctica sistemática. Solo así dejarán de ser invisibles las barreras que nos distancian de una ciudad mejor.

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Abelardo Mena

Jueves, 20 Abril 2023 12:08

Muy buen texto!!!

iralis

Miércoles, 12 Abril 2023 12:18

Que buen trabajo, creo que Santa Clara tiene una de las mejores herramientas para enfrentar dicha situación ,la UCLV, con una Especialidad en Arquitectura