
Un pensamiento iluminado
Mucha razón tuvo el teniente Pedro Sarría Tartabull cuando al capturar a Fidel, el 1.o de agosto de 1953, días después de los sucesos del Moncada, afirmó enfático: «¡Las ideas no se matan, no se matan!», y con gesto valiente le salvó la vida al prisionero al negarse a entregarlo a las hordas sedientas de sangre del comandante Pérez Chaumont.
Autor: Narciso Fernández Ramírez